La ciudadanía indefensa

La ciudadanía indefensa

 Un buen día la Administración decidió aumentar la oferta de las plazas en las escuelas infantiles de Pamplona en la modalidad lingüística de euskera. Y como era algo urgente, sin datos ni estudios, se lanzaron a hacerlo. Y no se les ocurrió mejor manera que convertir dos escuelas a euskera de la noche a la mañana, sin gradualidad y sin consenso con las familias que ya tenían a sus hijos matriculados en las mismas. Y además, desplazaron a 287 familias de Hello Rotxapea a Egunsenti y de ésta a la escuela de la Rotxa, aunque todavía no sabemos cuál fue el motivo. Y encima, la Administración dijo a las familias que no pasaba nada, que se podían quedar en las escuelas aunque fuese en una lengua no elegida y con nuevas educadoras. Y que si no les gustaba, se podían ir a otra escuela, aunque no fuese la escuela elegida por ellos. Y muchas familias decidieron luchar contra la injusticia y la imposición. Primero, dialogando con Podemos/Aranzadi e Izquierda Ezquerra, que dijeron que expandir plazas en euskera era tan urgente que justificaba el atropello. Tras reunirse con las familias y educadoras afectadas, firmaron a favor del cambio de modelo lingüístico, dejando claro que la participación ciudadana y el consenso es tan solo un símbolo que enarbolan y nada más. Después, las familias se fueron al Parlamento y al Pleno del Ayuntamiento. Y de nada sirvió. Finalmente, decepcionadas con el comportamiento arbitrario de la Administración,  las familias pusieron un recurso. Si la Administración nos falla, el sistema legal nos protegerá. Y un juez nos dio la suspensión cautelar. Pero un magistrado nos la quitó. Y nos la quitó porque somos pocas ( ¿las injusticias se miden en función del número de personas a las que afectan?), porque no se puede presuponer el comportamiento caprichoso de la Administración (¿la imposición de una medida sin datos de demanda y sin considerar otras alternativas que no perjudican a nadie no es un capricho?), y porque la suspensión atrasa los plazos de matriculación y perjudica a todos los preinscritos (¿acaso todos los preinscritos están contentos con el comportamiento de la Administración? ¿De verdad que atrasar los plazos de matriculación es más grave que expulsar a niños de sus escuelas mediante políticas arbitrarias?). La decepción y el sentimiento de indefensión es monumental. En la lucha de David frente a Goliat, el sistema legal  apoya a Goliat. Y es justo apoyar a Goliat si tiene razón, pero no la tiene. Si se mantiene la suspensión, Goliat se va a enfadar mucho y la presión será fuerte. Levantemos la suspensión y como David es débil, hará poco ruido. Y  aunque nuestra fe en las instituciones se ha quebrado y ya nadie podrá reparar el perjuicio a nuestros hijos, vamos a intentar seguir adelante con el proceso legal. A pesar del coste económico que supone. Porque creemos que todavía es posible que se haga justicia y que con ello, no se repitan medidas educativas impositivas que tan perjudiciales son para toda la sociedad.

Ariadna García Prado
Madre afectada de Fuerte Príncipe, en representación de las 62 familias en el recurso afectadas por el cambio lingüístico en las escuelas infantiles